martes, 30 de marzo de 2010

Semana 8: Las bienaventuranzas del maestro

Bienaventuranzas del maestro

Semana 7: La evaluación curricular, actividad académica vigente y programa de investigación educativa

La evaluación curricular como actividad académica vigente

Una de las principales actividades que debe cumplir el cuerpo académico de toda institución educativa representa la intervención en los problemas que entorpecen sus procesos y decrecen la calidad de sus servicios. Esta intención está inscrita en las tendencias vanguardistas que hoy se dictan en materia de política educativa (Banco Interamericano de Desarrollo, 2000; CEPAL, 1996; UNESCO, 2000; Banco Mundial; 1995): el binomio profesor-investigador, aún sin consolidar (no obstante la propuesta haya surgido al inicio del siglo pasado); los procesos de evaluación; la formación permanente del personal académico; la revisión de la eficacia de los diferentes programas que se ofertan; el estudio del vínculo entre las instituciones de educación y la sociedad en general; entre otros.

Más que objetos de estudio, los aspectos que conforman y guían las políticas educativas vigentes, representan situaciones problema en donde quienes integran las instituciones juegan un papel muy importante en tanto que son los que, además de estar involucrados directamente con el problema, tendrían que estar más estrechamente relacionados con los mecanismos de solución que la misma institución instaure, ya obedeciendo alguna recomendación de alguna institución externa, ya por autorregulación propia. Más en el momento actual en el que se han renovado las intenciones de evaluación del trabajo de las instituciones y de sus integrantes.

La investigación del currículo, una de las perspectivas más vigentes de evaluación, está orientada a la comprensión de la relación que guarda éste con la revisión de planes y programas de estudio. Este tipo de trabajo académico, además de concretar las políticas educativas que se dictan a nivel nacional e internacional, proporciona resultados teóricos y empíricos que ofrecen información fundamental sobre el quehacer y los servicios académicos, además de incentivar actividades colegiadas y participativas en las que docentes, directivos y alumnos, de manera conjunta, evalúan los procesos en los que están involucrados como un reflejo no sólo de las demandas sociales, sino también de las líneas de planeación y
presupuestación universitarias, de la propia cultura organizacional de la institución y de los recursos materiales y humanos disponibles (García, 1993).

Considerando al currículo como un eje articulador de la formación educativa y a los planes y programas como la expresión de las características del proceso de vida académica de los alumnos y, específicamente, de la calidad de la formación lograda y de su justificación social (Cano, 2002), la evaluación curricular se inscribe como una de las prioridades de todo cuerpo académico y como un requerimiento insoslayable para el logro de la calidad académica de las instituciones educativas.

La evaluación curricular como programa de investigación educativa

Un currículum es esencialmente una propuesta o hipótesis educativa que invita a una respuesta crítica a quienes lo ponen en práctica; por lo tanto, conmina a los profesores y a otros profesionales a adoptar una postura investigadora hacia su trabajo, proponiendo la reflexión rigurosa sobre la práctica como base de la evaluación profesional posterior (McKernan, 2001).

Tomado de http://www.congresoretosyexpectativas.udg.mx/Congreso%203/Mesa%201/Mesa1_24.pdf

miércoles, 17 de marzo de 2010

Semana 6: "La revolución educativa contra el patriarcado" - Aporte al Blogger

Blogger de Silvia Cristina Charuco Sagastume
Diario Siglo XXI, Columna - GAIA del martes 09 de marzo de 2010
Escribe: PhD Carlos Aldana Mendoza - carlosaldanam@gmail.com
http://www.sigloxxi.com/opinion.php?id=4250


"La revolución educativa contra el patriarcado" - Educar es transformar las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

No es suficiente con saludar “buenos días a todos y a todas”, como se ha vuelto una costumbre casi burocrática, oficiosa e imprescindible para parecer una persona respetuosa de la equidad de género. Una persona del mundo actual.

Necesitamos desarrollar esa visión en la que la educación es factor fundamental para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, basada en la diversidad. Y ello no es sólo modificar saludos o estilos lingüísticos, verbales o escritos, ni siquiera sólo hablar de igualdad. Implica que la educación se enfoque en el aprendizaje de dos aspectos cruciales.

¿Quién decide los aspectos importantes en la vida? ¿El poder lo otorga la simple condición de ser hombre, por ejemplo? He aquí una tarea educativa de primer orden: la transformación de las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Es histórica la dependencia económica de las mujeres hacia el hombre con el que viven y tienen hijos, pero esa dependencia está cambiando (por el mayor acceso laboral de las mujeres). Sin embargo, ¿ha implicado eso cambios mentales, actitudinales o culturales como el hecho de que por ser mujer se acepta sumisamente cualquier decisión? Educar tendrá que constituir una modificación profunda de cómo tienen lugar las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Aquí el salto es más que la simple consideración de la igualdad o dignidad de las mujeres. Es la completa aceptación de que el mundo se debe construir desde relaciones de respeto, de aceptación de las diversidades, de participación en las decisiones que afectan. Saludar amablemente, pero cerrar la puerta a la toma de decisiones, es una manera elegante de seguir profundizando las diferencias y exclusiones de género.

Que un niño o una niña vaya aprendiendo en casa y en la escuela que las diferencias corporales y de manera de pensar no son motivo para que unos se sientan superiores y otras inferiores, constituye un anhelo educativo del más alto nivel en nuestra sociedad.

Lo anterior nos remite a una de las modificaciones importantes al interior de la institución educativa: aprender a vivir interrelaciones dignas, libres, responsables, llenas de respeto y horizontalidad. Este aprendizaje cotidiano es necesario para la superación de otras desigualdades originadas por una deformada manera de entender y vivir las diversidades, ésas que son parte de nuestro plante. Por ejemplo, las diferencias de color de piel, las diferencias de edades o el origen étnico o cultural. ¿De qué sirve aprender memorísticamente las fechas cívicas si no sabemos cómo encontrarnos entre hombres y mujeres, para construir una sociedad distinta, por ejemplo?

Puede parecer exagerado, pero una verdadera revolución (que sospecho ya está ocurriendo en muchos niños y niñas) puede ser aquella en la que las aulas sean el escenario desde el que se inicia la lucha por transformar un salvaje patriarcado incrustado no sólo globalmente, sino en nuestras mentes y corazones, y en nuestro día a día.

Si —como dicen— las mujeres son la mitad de los habitantes, y madres de la otra mitad, y si la mayoría significativa de docentes son mujeres, esta revolución tiene que hacerse notar ya, para bien de todas y todos.


Preguntas para reflexionar sobre un problema educativo:

1)¿En qué medida las aulas de las escuelas, institutos, colegios y universidades en Guatemala son reflejo de las relaciones de poder entre las guatemaltecas y los guatemaltecos?

2)Después de la lectura crítica del artículo... les comparto lo que afirma la Doctora Marcela Lagarde: "el concepto patriarcado designa una estructura social basada en el poder del varón, principalmente en las esferas política y económica y generalizada a todos los ámbitos como dominio masculino sobre las mujeres y la sociedad en general." ¿Cómo ha cambiado la autoidentidad de las mujeres guatemaltecas con una educación que contempla la perspectiva de género?

3)¿Qué evidencias puede compartir de la experiencia de "Equidad de
género, de etnia y social", que es una competencia eje del CNB guatemalteco, en el contexto educativo en el que usted participa como educadora?